Rosa Anwandter
Analista de sueños junguiana.
En esta vida, nací en Santiago de Chile, en el seno de una familia de intelectuales, donde un abuelo ganó el Premio Nacional de Arte. Entre mis convicciones, está valorar a cada ser humano por sí mismo como persona, independiente de las circunstancias, donde le tocó nacer. Por este motivo, no me extiendo en detalles irrelevantes sobre mi biografía,-además,encontrada en la Web- pues dentro de este espacio, no contribuirían en nada, con mi aporte a la difusión del arte y ciencia del análisis e interpretación de los sueños.
Brevemente, explicaré que pasé mi juventud en Brasil, país donde me formé como persona, y donde obtuve una Licenciatura en Arte, con mención en Orfebrería. Me desempeñé en esta carrera durante muchos años, en la ciudad de Sao Paulo.
Regresé a radicarme en Chile, nuevamente y empecé a trabajar en mi profesión en Santiago. Además, del diseño y ejecución de joyas de arte, ejercí la docencia. Participé de certamenes,exposiciones colectivas e individuales. Por aquel tiempo, todo marchaba bien en mi existencia y obtuve, lo que la sociedad actual, llama de “Éxito”.
En enero de 1986, empecé a tener un sueño repetitivo, que era más bien, una pesadilla. En dicho sueño, asistía a mi propio funeral y en el veía los rostros de mis alumnos, cargando mi féretro cubierto con una bandera indefinida. Este sueño tenía muchos detalles, que variaban a lo largo de los meses, cinco en total. Una mañana de otoño, estando en mi taller laminando oro para crear una joya, la máquina laminadora, me cortó la mano izquierda. Fueron necesarias varias cirugías, y largos meses de rehabilitación para recuperar un porcentaje importante del uso de mi mano. Entre una operación y otra, en el medio de total desazón, sentí que aquel sueño debía estar relacionado con el accidente, Para ello, era necesario comprender su significado. Tarea compleja, para esa época cuando no existían las actuales facilidades informáticas.
El sueño estaba repleto de símbolos y metáforas, pero obviamente, yo no los conocía. Sin embargo, intuía que tendría cierta interpretación importante, pues, había leído algo de Jung y buscado diversos caminos de desarrollo personal y espiritual .
Por aquel entonces, tenía a mi alcance herramientas que requerían considerables más esfuerzos y recursos que hoy, para entender los propios sueños. c En esa etapa, devoré innumerables libros, asistí a un taller de sueños en Santiago, conversaba con amistades sobre el tema, sin embargo, lo más beneficioso, fue la oportunidad de concurrir a un seminario sobre sueños, dictado por analistas junguianos en Sao Paulo, Brasil.
Allá, descubrí el significado del sueño sobre mi funeral y fascinada por el hallazgo me preguntaba una y otra vez ¿ Cómo un sueño, puede sacar una radiografía de todo lo que pasa en nuestra alma, cuerpo y espíritu?
Entonces, decidí iniciar paso a paso, el estudio sistemático del análisis e interpretación de sueños. El aprendizaje a través de los años, me ha llevado a diferentes lugares del mundo y ahora, colaboro con mis propios estudios sobre la materia.
Mi motivación desde entonces, ha sido compartir mis conocimientos, deseando que a nadie le suceda ningún accidente por ignorar el mensaje encerrado en un sueño.
Las vueltas de la vida a veces, nos sorprenden y 24 años después de haber tenido el sueño recurrente de asistir a mi propio funeral, y atravesado el umbral del sufrimiento, puedo decir con humildad, que el camino de los sueños, me trae constantes gratificaciones, junto con la inmensa alegría y satisfacción de poder ayudar a quienes a mi acuden, para solucionar sus problemas.
Mi intención aquí, es compartir la belleza de encontrarse a sí mismo con los sueños, una herramienta inherente a cada ser humano. Para hallar el significado, sólo se necesita la voluntad de aprender y familiarizarse con algunos sencillos métodos.
Una de las técnicas, es mantener la costumbre de escribir el sueño inmediatamente al despertar. Para ello sugiero, dejar un cuaderno con bolígrafo, a mano. Pues, aunque se recuerden imágenes fraccionadas, igual hay que anotarlas, debido que los sueños son fugaces, y tienden a olvidarse rápidamente.
Hasta de repente…
